El por qué del Emprendedor
He pensado muchas veces, que a pesar de lo terrible que esta
crisis golpea día a día a muchas familias, empresas y personas sin trabajo, era algo totalmente necesario que ocurriese. Esta crisis no es el problema, es la consecuencia y el
reflejo como resultado de una deriva que hemos llevado como modelo sociedad, a
nivel individual y en conjunto social. Es
una crisis de valores, lo económico ha venido como resultado en la mochila.
Suena fuerte decirlo, pero creo que ya nada volverá a ser
como antes; creo también, que tenemos muchas oportunidades de cambiar este
mundo, cambiarlo hacia mejor, hacerlo viable y sostenido.
Si nos preguntásemos ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?; pues
no es una pregunta muy difícil de contestar; hemos sido educados en una cultura
del consumismo, en la búsqueda desenfrenada de un materialismo superficial, en
el “cuanto más tienes, más quieres”, llegando
a calificar y clasificar a las personas por lo que tienen, y no por lo que
realmente son.
Solo nos hemos preocupado de lo exterior, de la fachada,
cuando lo importante de cada uno de nosotros reside en el interior. Hemos
alimentado nuestro espíritu de cosas materiales y deberíamos saber, que “un hombre no son sus cosas”; es una
frase brutal, ser la misma persona cuando lo tienes de todo y cuando no tienes
nada.
Se ha vendido la el concepto de felicidad implícito al de
posesión material; cuantas más casas,
coches o dinero tuvieses más feliz eras. Nos hemos dado de bruces con
una realidad diferente. Se ha prostituido el concepto de dinero, hasta tal
punto que lo hemos interiorizado como fin, cuando el dinero es un medio para poder alcanzar ese fin social mayor. Nos
vendieron la idea de que un trabajo en el que se ganase mucho dinero “a
cualquier precio” era el objetivo. La realidad ha demostrado que no era
así.
La avaricia, el todo vale, la ausencia de valores morales,
la falta de prácticas éticas en las relaciones laborales y en la vida común,
nos ha alienado como individuos hasta el punto de actuar como máquinas, sin
sentimientos, sin escrúpulos.
No encontramos, inmersos en un cambio de era en la que se comienza a vislumbrar el nacimiento de
un nuevo modelo productivo; una nueva manera de hacer las cosas, esto es un
proceso largo, requiere tiempo y concienciación, social e individual.
Un modelo nuevo en el que las empresas, además de generar
riqueza económica, impere la riqueza social y la sostenibilidad; emprendedores
que con sus proyectos aportan valor social y un futuro a posteriores
generaciones; nuevas empresas responsables y concienciadas con la sociedad,
involucrando a todos sus stakeholders y aplicándolo a toda su cadena de
producción, aportando algo más que el simple beneficio económico como hasta
ahora.
Empresas sensibilizadas y responsables con la gestión
eficiente de los recursos que utilizan para fabricar sus productos, con preocupación
en su impacto y huella en la tierra; empresas cuya transparencia y comunicación
hacia el exterior es clave, ya que están a merced de unos consumidores cada vez
más responsables y concienciados con el mundo en el que habitan.
La concienciación individual de saber qué sociedad queremos
tener, de tener claro hacia donde queremos ir, el apoyo financiero, de
asesoramiento, de implicación y respaldo a proyectos de emprendedores sociales, que con sus ideas
innovadoras, ayudan a resolver problemas, a crear riqueza, y empleo sostenido.
“Porque otro mundo es posible, porque que hay otra manera de hacer las cosas, porque estamos aquí de paso y la huella que dejemos en el tiempo, debe mejorar la de anteriores generaciones”.
Para terminar, quería transcribiros las palabras del señor Joan
Antoni Melé en su blog, director general de Banca Ética Triodos Bank, que puede
resumir el porqué de esta iniciativa:
“Ha llegado el momento de que las personas individuales tomemos decisiones personales efectivas y coherentes que provoquen, por la fuerza de la unión, un verdadero cambio positivo en el mundo”
Un saludo a todos,
Jano González Balboa.